jueves, 18 de abril de 2013


¿ES MALO LO MATERIAL EN LO ESPIRITIUAL?
Rev. M. Ricardo H.
Introducción: La tendencia religiosa es ver algo malo en lo material, al relacionarlo con Dios o lo espiritual. Pero eso no es bíblico, sino filosófico, platónico. Fue Platón el que enseñó la dicotomía entre lo espiritual y lo material y dijo que lo bueno, era lo espiritual y lo malo lo material. Dios hizo igual de bueno, tanto lo material, para el cuerpo, como lo espiritual para el alma, en el ser viviente. Lo malo es el pecado en el hombre, que hace mal uso de lo bueno. Entonces lo material no es malo en lo espiritual. Veámoslo:
Textos básicos:  Gn 1:31  Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera... 

Gn 2:7  Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

1Cr 29:12  Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el
poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.

2Co 12:9  Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
1Tes.4:11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,
12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.
2Tes.3:10.Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
1. Comentario de los textos bíblicos: Lo que nos toca como creyentes, es escuchar lo que nos enseña la Biblia, que es igual a escuchar a Dios. Dice el Gn. 1:31, que todo lo que Dios creó es bueno y bueno en gran manera. No hay absolutamente nada malo en todo lo que Dios hizo. Y en el 2:7, nos dice que el mismo Dios hizo al hombre de esa misma creación, del polvo de la tierra, y le dio vida de su mismo Espíritu; es decir, más bueno todavía, por ser de su mismo soplo que fue la vida misma de Dios en el hombre. 1Cr.29:12, claramente lo ratifica, al decir que todo procede de Dios, la riqueza, la gloria, el poder y la fuerza, y que Él es quien los da a todos. Dice que Dios domina sobre su creación, esto es soberanía absoluta sobre todo. El creo este mundo y por ser suyo, lo gobierna. Así el hombre, en este caso el creyente, no tiene nada, todo lo recibe de Él. Todo, tanto lo material como espiritual, tiene la bendición de Dios al recibirlo. Pero para que podamos depender de Dios, tenemos muchas necesidades y pasamos por muchas adversidades, a pesar de tenerlo todo, como riqueza. Eso es necesario para que Dios, siempre sea quien intervenga y supla  lo que falte, porque lo material como el dinero, no suple todo, es necesario acudir al Señor, 2Co.12:9, según el apóstol Pablo. Los ingresos son por medio del trabajo, como dice en 1Tes. 4:11-12. El vivir con tranquilidad, se refiere a lo económico aquí y el buen testimonio, con no acudir a los incrédulos que tienen, porque trabajan. Y el propósito de trabajar, es para no tener necesidad. Esto nos sugiere tener un trabajo, pero que produzca suficiente y nosotros los creyentes debemos crearlo. Porque nadie debe estar desocupado, porque si no, somos condenados al decir que si alguno no quiere trabajar que tampoco coma. No trabajar, si es entonces, una maldición. Y nosotros, somos bendecidos, no maldecidos.
2. Lo material está sujeto a Dios: Entendemos lo que pasó. Fue el pecado, quien hizo que el hombre y aun hasta el creyente todavía, haga lo malo. Lo malo, es hacer lo contrario a lo que Dios quiso que se hiciera. Pero gracias a Él, al venir en Cristo, y ser nosotros creyentes en El, recibimos su salvación, que incluye el perdón y el poder para que hagamos lo que El quiere, por lo cual le damos la gloria. Por eso lo material como las riquezas, no son malas en las manos del creyente, porque ahora las usa para hacer el bien que es la voluntad de Dios, aunque la usemos para  todo lo que sea necesario. Esto se revierte en amar a Dios y a nuestro prójimo. De ese modo las riquezas en los bienes materiales, no llegan a ser un ídolo, como dijo Jesús, sino que están bajo el dominio de Dios.
Por otro lado, estas riquezas llegan a nosotros mediante el trabajo, como mayordomos de Dios que ahora somos. Es la diferencia entre lo que se conoce como teología de la prosperidad con la mayordomía cristiana. Esa enseñanza, busca lo material como un trueque con Dios, convirtiéndose en un engaño para adquirir las riquezas, ya que no son para todos por igual, sino que  los directivos se quedan con lo que piden de los creyentes; porque  como engaño que es, los creyentes no reciben lo prometido en forma milagrosa de haber dado, con sus métodos de siembras y pactos. De la tierra sale todo lo que produce las riquezas materiales y a pesar de que se saque  de ella todo, no se ve, porque es como una mina. Por eso es que provienen de Dios
3. ¿Porqué lo de pobres y ricos?: El pobre como tal, no hace más que lo que puede y por eso su producción es poca. El rico hace mucho por tener con qué hacerlo y por eso su producción es abundante. No se necesita razonar demasiado para comprender esto. Es lógico. Esto no quiere decir que el pobre esté en pecados por lo cual tiene poco, o el rico en santidad por lo cual tiene mucho. Absolutamente, es solamente una ley de Dios en la naturaleza, que el que hace poco, recibe poco y el que hace mucho, recibo mucho.2Co.9:6.
El hombre y en este caso el creyente, tiene que administrar bien, de modo que necesita planear para hacer el trabajo que tendrá su producción, según sea la medida de la siembra de ese trabajo. ¿Cuál trabajo? No le hace cual sea, tiene que ser así. En su planeación sabrá ¿Cuál trabajo será el mejor para no hacer otro que sea peor? La calidad de dichos trabajos está en la planeación que se haga y los propósitos que se proponga alcanzar. Eso sería lo tocante a la mayordomía cristiana. Toca hacerla bien.

Conclusión: Debemos entonces, como creyentes, estar convencidos, que nada malo hay en lo material, sino en nosotros. Pero que ya como creyentes, podemos administrar como mayordomos de Dios todo lo que tenemos, de manera que de gloria a Él. Esto es, haciendo las cosas que son buenas, desde el concepto de amar a Dios y al prójimo. Que nuestra pobreza y nuestra riqueza, dependen de la clase de trabajo que hagamos y no del pecado o bendición como resultados. Si como pobres, el resultado será también pobre, lo contrario si se es rico, o aunque pobres, si se trabaja en grande produce en grande. Que una buena planeación garantizará un buen trabajo.
Lo material de este mundo es pasajero, pero necesaria para vivir. Disfrutemos lo material que Dios nos da en esta vida, como dice en 1Ti 6:17, mientras esperamos lo incomparable de lo celestial. En cierto sentido, delante de Dios no hay pobres, ni ricos, sino que las riquezas de los unos son para suplir la pobreza de los otros, según 1Co.8:15. Y como dijo Juan  Calvino: “Los Ricos son el Banco de los pobres”.  ¿Pero ha sido así, por la historia del cristianismo? ¡Permita Dios que todavía lo sea!

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