EL PECADO Y LOS DESEOS
Rev. M. Ricardo H.
Introducción: Los deseos en la vida humana, son sentimientos
normales, que poseemos, para satisfacer nuestros gustos y placeres. Luego, los
afectos interpersonales, nos llevan a relacionarnos, al darnos unos a otros. En
esta dinámica del ser humano, es donde
se manifiesta el pecado en toda su depravación.
1. La tentación del diablo a Eva fue por el deseo de comer el
fruto del árbol prohibido. En Génesis 3:6, dice que Eva vio que el árbol era
bueno para comer. Este es el origen del pecado. El pecado se originó fue en los
deseos. Ella, tuvo deseos de comer del fruto del árbol prohibido por Dios, que no
comiera.
2. La tentación del diablo a Jesús, también fue porque supuso
que Jesús tenía deseo de comer. En Mat.4:3, dice que el diablo vino a Jesús
igual como cuando vino a Eva, y le propuso que convirtiera las piedras en pan,
para que Jesús comiera. Claro que aquí, falló el diablo, no logrando hacer con
Jesús, lo que hizo con Eva.
3. La enseñanza de Jesús. En Mateo 5:28, Jesús dice que si un
hombre mira a una mujer para codiciarla, comete adulterio con eso. Mirar y
codiciar, son dos palabras que contienen mucho deseo. Y dice Jesús, que es allí
que se da u origina ese pecado. Y en
Mat.15:19, también enseña que es del corazón que salen muchos pecados. El
corazón es de donde salen estos pecados como deseos.
4. Lo que enseña san Pablo. En Fil.2:19, Pablo dice que
algunos tienen como su dios, el vientre. Otra vez, da a entender que el comer,
se convierte en un ídolo para algunos, o sea dios falso. Y el deseo es propio
aquí de nuevo.
5. Clases de deseos. ¿Cuántos deseos hay en la vida de uno?
Muchos. Deseos de comer, beber, vestir, pasear, tener plata, todas las cosas
lindas como objetos, vivienda, vehículos,
festejar, sexuales, viajar, negociar, en fin tantos.
Conclusión: Pero ¿qué de malo tiene desear todo eso? En lo común
de la vida del hombre pareciera que no. Pero si miramos los puntos arriba, fue
por los deseos que entró el pecado, y sigue hasta el día de hoy, igual. Pero
¿qué de malo tiene el desear? En lo común de la vida, no se ve nada malo. Pero según hemos vistos en los
pasajes arriba, fue en los deseos por donde entró el pecado. Pero para los
creyentes, esto no debería ser problema. Pero en la realidad, no es así. Esto, porque
aunque somos perdonados, sin embargo nuestras vidas siguen por naturaleza
pecadoras y es en esto, que debemos vernos delante de Dios, para ser verdaderos
creyentes. La cosa no es ver a los
demás, y juzgarlos por que no hagan lo mejor, sino ser conscientes, que uno
mismo es igual y a veces peor. Lo indicado, es buscar permanentemente en la
palabra, dirigidos por el Espíritu Santo, el que nuestros deseos, gustos,
placeres y toda nuestra vida afectiva, no sea un medio de volver a pecar, sino de
demostrar que el pecado no nos guíe. ¡Qué bueno es comer, vestir, pasear,
trabajar, tener cosas materiales! Tener nuestras relaciones como esposos,
buenas amistades con los demás, etc. pero ¿glorifica todo esto al Señor? ¿hacen
bien a nuestros cuerpos? Las dos palabras claves, son: amor y egoísmo. El amor,
nos controla nuestros malos deseos, el egoísmo, lo contrario. El amor, es lo
del verdadero creyente, el egoísmo, es lo de los verdaderos impíos. ¡Cuidemos
pues, nuestros deseos, que sean en amor, el cual cubrirá nuestros
pecados,1P.4:8.
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